Estaba sola, tenia mil cosas por hacer pero no quería hacer ninguna y valla a saber por qué me puse a ordenar ese rincón donde esta todo mezclado: valijas rotas con ropa vieja, un plumero sin plumas, lamparitas, cables, pintura seca …y lo que se te ocurra.
En ese caos encontré unos fierros raros con curvas que preguntando resultaron ser unos árboles de leva de una camioneta de mi abuelo.
No tengo idea para que sirve un árbol de leva en un auto pero en aquel momento mi intuición femenina me dijo: que lindos son para ser la base de unas lámparas
Estaban sucios y oxidados por el tiempo, la humedad y la mugre.
Quería hacer algo con eso pero no tenia idea que podía hacer para sacarles todo lo percudido.
Como seguía sin querer hacer lo que debía y estaba entusiasmada me fui a la ferretería del barrio a la que nunca había entrado, y despistada como si mi marido entra en una mercería, pregunte si existía algo para sacarle todos esos años de encima a mi hallazgo.
El ferretero no me miro con cara de “eso que queres hacer es imposible ”y me dio una serie de accesorios para poner en la agujereadota que yo jamás había visto y por supuesto no sabia ni como se llamaban!
Agarre por primera ves una caja naranja, que siempre considere propiedad de los hombres, en la que estaba guardada el taladro.
Le puse lo que el Senior Ferretero me había dado y, sin hacer mas que apretar un botón, en el primer roce vi el color y brillo que aparecía en ese hierro.
Ese día no pare ni para tomar agua, fumar o comer hasta no terminar con el último detalle.
Esos fierros hoy son esos veladores que de pie que cuando entran a casa todos me preguntan dónde los compre!
Enviado por: Guadalupe